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Málaga en el siglo XIX

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Málaga en el siglo XIX

Málaga en el siglo xix

El comienzo del siglo XIX estuvo marcado por la presencia de diversos factores negativos que dejaron una fuerte impronta en la vida de los malagueños: las secuelas de la guerra contra Gran Bretaña, muy negativa para el comercio; una mortífera epidemia de fiebre amarilla en los años 1803-1804, y, como desastroso colofón, la Guerra de Independencia.

El reinado de Fernando VII (1814-1833) fue un periodo de estancamiento económico y fuerte inestabilidad política. A las secuelas de la guerra contra los franceses se sumaron los efectos de la independencia de Hispanoamérica. Las luchas políticas entre liberales y absolutistas consumieron muchas energías para la recuperación del país.

Ya en las postrimerías del reinado, Málaga fue el escenario de uno de los episodios más crueles de la represión absolutista: el fusilamiento del general Torrijos y sus compañeros. Fernando VII no trajo consigo la paz y la concordia esperadas. Hoy en día en la Plaza de la Merced puede ver el obelisco monumento a Torrijos.

El segundo tercio del siglo supone para Málaga una reactivación económica situándose en los primeros puestos de España en cuanto a actividades manufactureras se refiere. Es el caso de las ferrerías de Manuel Agustín Heredia, que se sitúa en los primeros puestos de la fabricación nacional de hierro. La familia Larios también influye en un gran crecimiento en la industria textil. Otras familias que destacan en Málaga en esa época son: Loring, Huelin, Crooke y Gross entre otros.

La proliferación de fábricas determina la aparición de una ciudad industrial y obrera en la margen derecha del río Guadalmedina, separada de las zonas burguesas y residencial del centro y del este.

Málaga contribuyó decisivamente al triunfo del liberalismo en España. Durante los años que siguieron a la muerte de Fernando VII, la ciudad inició o secundó movimientos insurreccionales tendentes a impedir una nueva involución política o para evitar cualquier forma de despotismo. Esta actitud le valió en 1.843 la concesión del título de "siempre denodada" y la divisa "La primera en el peligro de la libertad".

Tras el pronunciamiento militar de 1868 que acaba con el reinado de Isabel II le siguen un periodo radical entre las clases populares con actitudes levantiscas.

Es en los años 70 cuando empieza a resquebrajarse la prosperidad conseguida por el declive de la siderurgia, el comercio y la agricultura, esta última por la grave plaga de la filoxera.  Es entonces cuando se empieza a conformar la industria turística de Málaga, una alternativa que buscaba sacar partido del privilegiado clima y situación de Málaga.

En 1897 se crea la Sociedad Propagandística del Clima y Embellecimiento de Málaga.