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Gastronomía de mar

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Gastronomía de mar

Gastronomía de mar

La tradición marinera ha inspirado el recetario malagueño durante siglos. El Mediterráneo, que atesora y da identidad a la capital de la Costa del Sol, es el origen de platos reconocibles por cualquier paladar, desde el ya internacional espeto hasta la cazuela de fideos o las gambas de Málaga. La gastronomía marenga ofrece, en cada bocado, un amplio recorrido por la ciudad a través del sabor: fritura, pescados espetados, marisco fresco de la bahía y mucho más. Un menú marinero que se extiende más allá del verano y que, en otoño, eleva el nivel con guisos y cazuelas imprescindibles en la gastronomía malagueña. 

Desde la Málaga Este, en zonas como La Araña, El Palo y Pedregalejo,  hasta más allá la zona Oeste, existen multitud de chiringuitos y bares especializados en ‘pescaíto frito’, además de mariscos y platos típicos como el ajoblanco o la pipirrana a la malagueña.

Chiringuitos: curiosidades y claves para disfrutarlos

Disfrutar de una tapa de boquerones en vinagre o de almejas a la marinera contemplando el azul del Mediterráneo y respirando el salitre de la bahía es uno de esos planes para repetir una y otra vez en la ruta gastronómica que ofrece Málaga.

Los chiringuitos del litoral son el lugar perfecto para vivir la experiencia. Y hay para todos los gustos: desde los más tradicionales situados en la arena de la playa y con mantel de papel hasta las nuevas propuestas donde no falta la música en directo o las balinesas para tomar un cóctel como complemento.

El buen clima de la ciudad permite que muchos de ellos permanezcan abiertos todo el año, ofreciendo elaboraciones que se ajustan a la temporalidad y a la pesca del día.

Chiringuito 2-min

Platos típicos de pescaíto y de playa

Chiringuitos y restaurantes de todo el litoral malagueño ponen sobre la mesa los sabores de la lonja gracias a la tradicional fritura de pescado con, por ejemplo, salmonetes o ‘puntillitas’, boquerones vitorianos o el sabroso cazón adobado. En el menú marinero tampoco falta el marisco fresco como, por ejemplo, coquinas salteadas, una buena ración de navajas y de conchas finas, un clásico de la gastronomía marenga.

Eso sí, si existe un auténtico abanderado de la cocina malagueña, ese es el espeto. Asistir al espectáculo de su preparación es algo único. Las pequeñas barcas varadas en las playas de la capital crean el escenario perfecto donde el espetero prepara la candela y se encarga de insertar las sardinas en la caña hasta darle el toque perfecto a golpe de sal. Una técnica que también se aplica a otros pescados más grandes como doradas, lubinas, mero o calamar.

Al espeto se suman otros platos habituales en las mesas de los chiringuitos y bares del litoral. Son imperdibles las gambas de Málaga, cocidas o a la plancha, las pijotas fritas, los mejillones y las almejas o coquinas a la marenga, elaboradas con vino blanco, aceite de oliva, ajo y perejil (mojar pan en el caldo es totalmente irresistible).

Lo que regala el Mediterráneo cada día también permite disfrutar de otras grandes recetas que llegan con el otoño. Un vaso de caldillo de pintarroja, clásica sopa con matices picantes y muy sabrosa, y la cazuela de fideos, ideal para los fans del cuchareo, son dos de las elaboraciones más tradicionales de la gastronomía de mar.

Ración                    

Zonas de playa para comer

Las barriadas de Pedregalejo, El Palo o Huelin constituyen algunas de las zonas más destacadas para probar estos manjares de la gastronomía de Málaga. A lo largo de los paseos marítimos de la ciudad -el de Antonio Banderas, en la zona oeste, y el de Antonio Machado- se sitúan multitud de restaurantes y chiringuitos para probar los pescados espetados y mariscos frescos de la lonja, acompañados de un vino blanco de Málaga.

La zona Este, donde se encuentra la playa de El Peñón del Cuervo y la barriada de La Araña, es otro de los pequeños paraísos pesqueros de la capital. En este área es sencillo encontrar restaurantes para degustar ricos arroces y pescados a tan solo unos metros de la orilla del mar.

Más allá del sol y la playa, el centro histórico cuenta con numerosos espacios donde probar la cocina marinera de la ciudad. Los mercados, como el Central de Atarazanas o el del Carmen, acogen tabernas y bares que llevan el producto directo de la pescadería al plato. Las calles que rodean y cruzan la plaza de la Constitución y calle Larios también ofrecen numerosas oportunidades de conocer de cerca los sabores marineros.